Que otro se preocupe

Existe un fenómeno muy curioso que es estudiado en psicología que explica ciertos comportamientos del ser humano y que podemos extrapolar perfectamente a las comunidades de vecinos. Lo explicaremos con el siguiente ejemplo:

En una calle hay una persona pidiendo auxilio. Cuando la zona está poco transitada, enseguida acude alguno de los peatones a socorrerle, sin embargo, cuando la zona está muy transitada, a pesar de que son muchos los que oyen la llamada, muy pocos o ninguno se acercará a ayudarle.

Esta evasión de responsabilidades que se muestra cuando las personas se encuentran en un grupo numeroso es muy común en las comunidades de vecinos.

Vigilar

Por regla general, los propietarios no quieren asumir responsabilidades que tengan que ver con la comunidad, ya que éstas suelen conllevar problemas, preocupaciones, quebraderos de cabeza, etc. Por eso existe la Junta Directiva y por eso se renueva y rota cada año. Además, los Administradores de Fincas profesionales pueden hacer que la vida en las comunidades sea aún más placentera para todos, presidente incluido, manteniendo y gestionando íntegramente la comunidad. Mas no se debe olvidar de quién es el que paga las facturas a final de mes.

Supervisar la labor de los servicios que se tienen contratados no debe ser sólo función del Presidente, sino que es una responsabilidad de todos y cada uno de los propietarios, que para eso lo son. Esta preocupación es de vital importancia a la hora de detectar y denunciar posibles irregularidades en el cumplimiento de las obligaciones, incluidas las del administrador.

Lamentablemente, es común encontrar a “profesionales” que no realizan correctamente su tarea o que obran de manera negligente, muchas veces tratando de reducir costes que hagan su servicio más atractivo económicamente. Estas prácticas se refugian bajo el amparo que proporciona la despreocupación de los propietarios. Claro que cuando el trabajo mal hecho ocasiona un perjuicio que acaba en derrama la indiferencia vecinal se torna en queja y reclamación, sin tener en cuenta que puede que ya no haya opción a demanda alguna.

Baste algunos ejemplos de situaciones provocadas por empresas deshonestas cuyas consecuencias son fácilmente imaginables: facturas de consumo de agua impagadas desde hace varios años, mantenedores de jardines que no acuden a realizar su tarea, supuestas reparaciones en los ascensores, tasas municipales de los vados de las cocheras impagadas, cobros irregulares, extintores que no se revisan correctamente, etc. (Todas ellas son situaciones reales que salieron impugnes al no advertirse en su debido momento.)

Así pues, realizar un seguimiento por parte de los vecinos de las labores que se desarrollan es muy importante para que no se den situaciones en las que se vean afectadas las arcas de la comunidad.

Es un problema de difícil solución cuando la mayor preocupación de los vecinos es que las cuotas ordinarias sean lo más bajas posible. Si lo único que se valora es el coste de los servicios que se contratan se comete el error de olvidar un factor de especial relevancia, la calidad. Si bien es cierto que la crisis y la competencia han hecho que hoy en día se puedan encontrar productos y servicios de mucha calidad por precios muy asequibles, no menos cierto es que lo barato, sigue saliendo caro.