La limpieza en las comunidades puede realizarse de varias maneras siendo los propietarios los que asumen la responsabilidad de elegir entre las distintas opciones. Comodidad, precio, garantía o eficacia, son algunos de los factores que se tiene en cuenta a la hora de optar por un modo u otro. Y aunque el objetivo es siempre el mismo, mantener las zonas comunes bien adecentadas, pueden encontrarse diferencias significativas que repercutan en los interesas de la comunidad.
A continuación les exponemos los tres modelos más habituales:
Contratar una empresa de limpieza
Es, sin duda, el modelo por excelencia. La comunidad contrata a una empresa de limpieza, especificando las diferentes condiciones y costes del servicio, y es ésta la que se encarga de realizar las labores de limpieza, designando a uno de sus empleados para ello. El trabajador, por tanto, está debidamente dado de alta y protegido y respaldado por la empresa. Por su parte, la empresa debe facturar a la comunidad por los servicios prestados cumpliendo con la legislación vigente, es decir, incluyendo el IVA en cada una de las facturas que emita.
Cabe señalar que el convenio de las empresas de limpieza obliga a la subrogación del personal cuando tenga lugar un cambio de contratista, es decir, que cuando la comunidad decide cesar a una empresa y contratar a otra, ésta última deberá mantener al trabajador que limpiaba en esa comunidad, o dicho de otra forma, se cesa a la empresa pero no al trabajador.
Contratar directamente al trabajador
Este modelo es menos utilizado ya que conlleva que la comunidad (su presidente o administrador) se encargue de la contratación, con todo el papeleo que ello requiere. Sería el mismo proceso que se sigue en las comunidades que tienen conserje. La principal ventaja es que es la comunidad quien selecciona directamente al empleado, mientras que en el modelo anterior viene impuesto por la empresa.
Puede darse el caso en el que la comunidad decida contratar a un vecino para realizar esta labor, lo que es perfectamente aceptable, siempre y cuando esté debidamente contratado y dado de alta como trabajador.
Los vecinos limpian por su cuenta
Es el modelo tradicional. Los vecinos se organizan para realizar las labores de limpieza, ya sea por rellanos o por turnos. Si bien es el más económico de los tres, conviene señalar que es también el más conflictivo. Vecinos que no se comprometen debidamente, limpiezas deficientes, propietarios que no viven en el edificio, falta de control, etc., son algunos de los problemas que pueden crear malestar y dar comienzo a un sinfín de reproches y enfrentamientos.
También es cierto que hay comunidades, donde impera la concordia y la responsabilidad, en las que los vecinos han optado por este modo de limpieza con excelentes resultados.
En cualquiera de los casos, lo importante es tener siempre presente que una comunidad limpia es una comunidad saludable.
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